Colombia (Septiembre 17 del 2018). Expertos en el daño producido por el tabaquismo hicieron un llamado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a tomar un nuevo enfoque en la lucha contra este flagelo acogiendo la reducción del daño como estrategia y una regulación diferenciada de acuerdo al nivel de riesgo.
El nuevo enfoque de reducción del daño surge a partir de innovadores productos y dispositivos, vapeadores y cigarrillos electrónicos que también suministran nicotina, pero ya no queman el tabaco, por lo tanto no producen humo, principal causante de la enfermedades asociadas al tabaquismo.
El grupo de académicos[1] de universidades de EEUU y Canadá[i], cree que un enfoque desde la prohibición “no es ético, no es científico y es dañino para la salud pública”, según la carta dirigida a Tedros Adhanom, actual director de la OMS.
Los expertos sostienen que “una regulación excesiva o impuestos sobre los nuevos dispositivos es contraproducente y dañina”, pues su efecto sería reducir la oferta de posibles sustitutos del cigarrillo convencional.
En el pasado, la OMS por medio de sus directivas ha mantenido el enfoque de restricciones, incluso a los nuevos dispositivos de tabaco, lo cual es un precedente para las decisiones de política pública adoptadas por los gobiernos y que podría endurecer aún más los controles a la innovación del sector.
Sobre la posición de la OMS, los expertos buscan que la entidad explore nuevos enfoques como la regulación diferenciada, que consiste en considerar el potencial de reducción del daño de los denominados Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) al aplicar normas como impuestos, restricciones, precios al público, entre otras.
Además, en ello los autores de la carta ven una oportunidad para que más y más fumadores se cambien a los nuevos dispositivos y puedan tener una menor afectación en su salud.
En concordancia con este enfoque, organismos como la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos recientemente concluyó que: “Si bien los cigarrillos electrónicos no están exentos de riesgos para la salud, es probable que sean mucho menos nocivos que los cigarrillos de tabaco combustible”.
Así mismo el Real Colegio de Médicos de Londres estima que los riesgos del cigarrillo electrónico no “superen el 5% de los asociados con los productos de tabaco quemado, y pueden ser sustancialmente más bajos que esta cifra”[2], según su informe sobre estos productos presentado a finales de 2016.
Pese a la data disponible sobre el potencial de riesgo reducido la OMS y la secretaría del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) se han mantenido renuentes a adoptar una política más flexible.
No obstante, la misma CMCT, establece que “control del tabaco” comprende “diversas estrategias de oferta, demanda y reducción de daños que tienen el objetivo de mejorar la salud de una población mediante la eliminación o la reducción de su consumo de productos de tabaco y la exposición al humo del tabaco”. [3]
Este año la conferencia de las partes (COP 8) del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco se reunirá en Ginebra del 1 al 6 de octubre. Allí se discutirán las principales decisiones relacionadas con política pública, entre ellas la adopción de medidas sobre el consumo de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN).
¿Cuáles son los productos de potencial riesgo reducido?
En los últimos 10 años la industria ha desarrollado diferentes dispositivos electrónicos que contienen tabaco o derivados que no se queman, dichos productos que incluyen cigarrillos electrónicos productos de vapor, productos de tabaco calentado, entre otros son considerados como de bajo riesgo o de riesgo reducido para la salud, pero siguen bajo la lupa de instituciones de salud y de organismos internacionales de control y política pública como la OMS.
Dichos dispositivos también son conocidos como Sistemas de Administración de Nicotina Alternativos (ANDS, por sus siglas en inglés) y por su innovación conforman la primera estrategia de ‘reducción de daño del tabaco’ pues no involucran la quema de tabaco ni la inhalación de humo, dónde están presentes la mayor parte de componentes nocivos a la salud.